El doctor Fernando Huamán Flores, profesor de la Facultad de Comunicación de la UDEP y director del Centro de Investigación en Opinión Pública, explica cómo las encuestas de intención de voto pueden direccionar las elecciones.
Por Fernanda Vegas Sernaqué. 03 octubre, 2022. Suplemento Semana de El Tiempo, el 3 de octubre del 2022.
Durante el periodo electoral, las encuestadoras de intención de voto cumplen un rol importante al sopesar quiénes son los candidatos con más posibilidades de gobernar, sin embargo, los resultados de las encuestas no siempre son acertados y, en ocasiones, se pone en duda la veracidad e imparcialidad con que trabajan las empresas encuestadoras.
Al respecto, el doctor Fernando Huamán, profesor de la Facultad de Comunicación y director del Centro de Investigación en Opinión Pública (CIOP), indica que, en los sistemas democráticos, los estudios de opinión pública se han convertido en importantes termómetros del clima político. “Se podría decir que no son simples mediciones anecdóticas, sino instrumentos para la toma de decisiones, más aún, en un contexto electoral. Por eso mismo, es relevante conocer si sus resultados responden a la realidad o si, por el contrario, presentan interpretaciones antojadizas de la percepción social”, sostiene.
En el actual contexto político, ¿las encuestadoras pueden manipular a la opinión pública?
Las encuestas de intención de voto afectan, principalmente, a las poblaciones que no están interesadas en política, y se potencia su capacidad persuasiva si es que sus resultados son analizados por los medios de comunicación.
Actualmente, la población asiste a una sobresaturación informativa por la constante crisis política, lo que ha ocasionado poco interés en las elecciones regionales y municipales. Como consecuencia, las personas no están seguras de su voto y las encuestas pueden influir en la decisión. Por eso mismo, hemos visto circular, sobre todo en redes sociales, estudios de percepción falsos, carentes de ficha técnica, o que son difundidos por empresas que no tienen registro vigente en el Jurado Nacional de Elecciones.
¿Hay otros factores que ocasionen este desinterés por la agenda política?
La sociedad peruana no está interesada en los temas políticos, además, porque existe desconfianza en las instituciones que vehiculizan la participación ciudadana. Si revisamos, por ejemplo, el último estudio de Percepción Ciudadana sobre Gobernabilidad, Democracia e Instituciones (INEI, 2022), vemos que los partidos políticos encabezan el ranking de las instituciones menos confiables en el país (92% no confía), seguido del Congreso de la República (88%) y los gobiernos regionales (79%).
Por ello, el grueso de votantes tomará decisiones con la información vertida por las empresas encuestadoras, la misma que es discutida y ampliada por los medios de comunicación. Así, los electores deciden sobre un marco específico, delimitado por los candidatos que van liderando la intención de voto. Desde luego, quedan fuera de este efecto quiénes representan el voto duro, incondicional, de un candidato.
¿Cómo comprobar si las encuestas representan la opinión ciudadana?
La fiscalización de la representatividad se realiza mediante la comprobación del trabajo de campo del encuestador. Se verifica si la persona encuestada vive en el departamento, provincia y distrito seleccionado por el procedimiento de muestreo. Para ello, es importante tener una base de datos con la identificación personal de los encuestados, que permita al equipo de investigación comprobar, por ejemplo, que no se haya encuestado, arbitrariamente, a personas que caminaban por la calle o que se encontraban en un centro comercial.
Lamentablemente, con la normativa vigente (Reglamento sobre Encuestas Electorales, 2020), el JNE no puede realizar un sesudo proceso de verificación. Las encuestadoras no están obligadas a presentar la base de datos con la identificación personal de los encuestados.
Además de esta deficiencia para verificar la representatividad, las encuestas presentan un margen de error…
El margen de error es un dato que se calcula en función al número de encuestas realizadas: a más encuestas, menos margen de error. La investigación mediante encuestas pretende algo poco comprendido: a partir de consultar a un número reducido de personas, se debe poder averiguar el comportamiento de toda una población.
Para alcanzar este objetivo es necesario realizar un proceso llamado muestreo, que consiste en seleccionar a los encuestados, no de modo arbitrario, sino según su pertenencia a segmentos como nivel socioeconómico, sexo, edad, departamento, provincia, distrito, etc. Cuando las encuestas son distribuidas según estos criterios se consigue lo más importante de una investigación cuantitativa: el nivel de representatividad. Cuando un estudio de intención de intención voto tiene una alta representatividad, podemos estar seguro de que los resultados van a reflejar lo que piensa toda una población.
